¿Cómo se hace el plástico de burbujas y cuál es su origen?
¿Alguna vez te has preguntado cómo se hace el plástico de burbujas, también llamado film alveolar? Es una cuestión que desconoce buena parte de la ciudadanía, pese a que es uno de los elementos que más se utilizan para los embalajes. Se acostumbra a emplear tanto para la protección de objetos especialmente frágiles como para el llenado del espacio vacío, en una caja, por ejemplo, con el fin de proteger una mercancía delicada amortiguando cualquier movimiento.
El film alveolar se compone de dos láminas de plástico de polietileno unidas entre sí a través de diversos métodos mecánicos y térmicos que producen las burbujas de aire.
¿Cuál es el origen del plástico de burbujas?
Su origen tuvo lugar en Nueva Jersey en el año 1957, cuando los ingenieros Alfred Fielding y Marc Chavannes lo crearon de forma totalmente accidental. Su invento dio origen tres años después a la fundación de la empresa Sealed Air Corporation, destinada a su comercialización.
El lanzamiento al mercado del film alveolar fue un éxito rotundo desde el primer momento. Se convirtió en el material preferido para el embalaje, desplazando al papel de periódico utilizado hasta entonces de forma mayoritaria. Ese peculiar plástico flexible y transparente, cuyo coste era realmente bajo, ganó terreno a pasos agigantados, expandiéndose de Estados Unidos a otros países. Su uso ha llegado hasta nuestros días, utilizándose en distintos ámbitos como método estrella de embalaje.
Sin embargo, sus inventores pretendían lanzar su idea con un uso bien distinto, el de servir de revestimiento de paredes y de protector de invernaderos. Pero los consumidores no respaldaron esta idea.
¿Cómo se hace el plástico de burbujas?
Por dártelo resumido al máximo, te diremos que el proceso de fabricación consiste en utilizar dos láminas de plástico de un grosor muy fino. La primera de ellas se pasa por un cilindro agujereado que se encarga de succionar dicha lámina realizando presión. Tras este paso, se sella la segunda lámina utilizando calor. Es así como se forman las burbujas de aire, que pueden tener otras formas, aunque la circular sea la que se ha popularizado.
También existen variantes en su elaboración. Desde el proceso continuo, con menor coste de la materia prima, al denominado discontinuo, que no requiere que el personal sea muy cualificado.
Existen, además, dos tipos de film alveolar que a continuación te explicamos:
Film simple o de dos capas
Es el más popular. Está formado por dos láminas fundidas. Una de sus caras es lisa, mientras que la otra se caracteriza por la sucesión de burbujas siguiendo un patrón geométrico similar a unas celdas.
Film cerrado o de tres capas
Se fabrica recurriendo a tres capas de plástico, otorgándole una mayor resistencia y mejorando sus propiedades. El resultado es la formación de una especie de segunda burbuja que, al igual que la primera, queda atrapada entre las capas exteriores.
El producto ha ido evolucionando, introduciendo color y creando en los últimos años una versión renovada en la que las burbujas ya no explotan. Cámaras de aire conectadas mediante filas y columnas sustituirán a las burbujas aisladas.
Tan sencillo como útil
A pesar de que el plástico de burbujas o film alveolar es un elemento simple en apariencia, de sencilla fabricación y de coste reducido, es uno de los productos de embalaje más utilizados en todo el mundo por sus múltiples ventajas, tanto a nivel doméstico como industrial.
Como ves, aquel invento surgido de casualidad ha logrado hacerse con un espacio propio sin encontrar competencia a lo largo de sus varias décadas de historia. La suma de plástico y aire, en sus diversas variantes, se ha convertido en una fórmula a la que solo nos queda augurar una vida tan larga como la que ha tenido hasta ahora.